Lo dicho! se veía tierra... y esa tierra era de alguna manera mía. Mi continente americano! Claro está que no era Argentina, pero era "lo de los vecinos" y ya me bastaba para sentir que me estaba acercando a casa.
Nunca había estado en Brasil, para ser sincera, nunca este tropical país había llamado mi atención más que por su planificada ciudad capital de los años '60... en fin, era una oportunidad.
Mucho antes del Mischief partir con destino Salvador de Bahía, yo planeaba bajar lentamente hacia Argentina recorriendo algunos puntos del vecino país, pero a medida que los días pasaban en alta mar, esta idea fue acotándose hasta reducirse a un mero trayecto estratégico para llegar a La Plata que constó de 4 días en puerto en Salvador, 3 días en Río de Janeiro y uno en Iguazú ya en tierras argentinas.
Los días en Salvador fueron raros, el ambiente en el barco estaba un poco raro. Habían habido un par de roces durante los últimos días de la travesía que habían dejado un sabor extraño a pesar de haber hablado todo y finalmente no veía la hora de irme.
Salvador de Bahía fue la capital del Brasil colonial y es la metrópoli con mayor población negra fuera de África, además de ser la ciudad más poblada de Brasil... con todo y estos datos, cuatro días fueron bastante.
El día antes de partir, llegaron Cristina y Gina con muy buena energía y renovaron el aire en el barco. Afortunadamente dejé el Mischief con una sonrisa, y mientras me alejaba por el pantalán ya sentía que estaba una vez más libre, haciendo camino al andar.
Treinta larguísimas horas en bus separaban Salvador de Río. Un tortuoso viaje con el aire acondicionado a 17°, sin comida y sin baño "a bordo" que obligaba paradas cada 4 horas que alargaban más y más el ya extenso viaje. Finalmente llegué a Rio. Ultra retrasado, el bus llegó a la terminal por la noche en una zona tétrica. Sentí miedo. Afortunadamente encontré a otra recién llegada: Bohee, una chica de Corea del Sur muy buena onda, con la que salimos bajo una fuerte lluvia en busca de un hostel en la zona de Copacabana.
Al otro día vino Thiago de CS a buscarme al hostel y pasé dos días en su casa, un chico muy tranquilo y buena onda. Me sentí en el deber de subir al Corcovado a pesar de su precio exagerado y con esto ya sentía que no tenía nada más que hacer en este país. Llegué a la conclusión de que lo mas impactante era la naturaleza y poco más. Chau!
Otra vez a la tenebrosa terminal pero esta vez de día. Me separaban 28 horas de Foz de Iguazú. Mi última misión era ver las cataratas!
Caipirinha!!!!!
Zona portuaria de Salvador donde hicimos los papeles de entrada al país...
Agua de coco
El ascensor frente al puerto para ir a la parte alta de la ciudad
Originales teléfonos públicos
Parte alta de la ciudad (la parte linda)
Instrumentoso musicales afro americanos
Barrio de colores
Foto misteriosa de una iglesia
Escaalera que une una calle con otra a diferentes alturas para dar acceso a la iglesia
Vistas hacia el mar desde la parte alta
Calle colorida
Salvador en el atardecer
Monumento a las tribus
Cristina, Gina y el adiós al Mischief
Desde el pantalán
Con Joy que me acompañó hasta la salida de la marina
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Río de Janeiro
Playa de Copacabana
Coco playero
Con Bohee en el hostel
El Corcobado
Pan de Azúcar y su teleférico
Playa del Pan de Azúcar
Vistas desde el Corcovado
Tuve que hacerlo... la típica foto del famoso cristo en Río de Janeiro
Vistas hacia el Pan de Azúcar
Increíblemente el gobierno brasilero permitió que el católico monumento sea inaugurado un 12 de octubre... aniversario del inicio de la matanza más grande conocida en nuestro castigado continente americano
Playa de Ipanema
Los morros en la ciudad son una presencia imponente!
Vendedor de bikinis en la playa de Ipanema
!!!
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